Enseñanzas cargadas de autenticidad, generosidad y carentes de juicio y prejuicio. Moderación autocomprensión y negociación con uno mismo. Aceptarse, conocerse, moderarse y acotarse por el crecimiento propio. Todo ello enarbolando una suerte de desconfianza de la propia mente, de la propia neurosis.
El pasado uno de mayo de 2023 terminó el último seminario de la escuela Phi de Yoga Vedanta y Meditación. He tenido el privilegio de asistir una vez más y, como siempre la brillantez de las enseñanzas en el mismo impartidas por Swamiji no tienen parangón, desde mi humilde opinión.
http://fundacionphi.org/actividades/proyecto/escuela-phi-de-yoga-vedanta-y-meditacion
En esta ocasión, me ha llamado la atención el carácter eminentemente disruptivo que he percibido a lo largo de este seminario. Quizás un intento de zarandearnos, de provocarnos. Han sido enseñanzas, … no lo sé, no encuentro palabras.
Hemos practicado meditación, hemos compartido, hemos estudiado y nos hemos divertido.
Swamiji, una vez más, nos ha inspirado en lo que él ha llamado, la necesidad de un ejercicio de “suicidio” necesario para doblegar al ego. Ha hablado de la importancia de hacerlo con moderación. Ha comentado que es crucial que cada persona encuentre una manera propia que se adecue a su idiosincrasia y circunstancias personales. Ha insistido en que no se trata de negárselo todo, sin hacerse concesiones, sino más bien de tratar de moderarse en todo ello.
En la alimentación y en los caprichos, en el ocio y en el trabajo. Ha ofrecido ejemplos como el de permitirse algunos caprichos evitando sistemáticamente abandonarse a los mismos. No ha hablado de la importancia que tiene en el sendero, en el camino propio de aprendizaje, el ser capaz de discernir distinguiendo qué es lo bueno para cada persona y hacer lo posible por integrarlo en la vida de cada una, así como de la importancia de discernir también que es dañino o pernicioso para cada persona y evitarlo en la medida de lo posible.
Yo soy una persona golosa, a veces me encantan los dulces. Sin embargo, es cierto que en demasiadas ocasiones me dejo llevar por un consumo excesivo, ausente de moderación y de todo equilibrio.
Ha tratado de explicar lo que quería significar con la palabra suicidio del ego. Ha utilizado la palabra abandonarse, no tanto en el sentido de descuidarse como el de no dar demasiada importancia a los propios pensamientos. Aceptar las cosas como son, tal y como se vayan produciendo, centrando la atención propia en corregir en uno mismo todo cuanto pueda ser corregido en un ánimo de favorecer una vacuidad que pudiera ofrecer el espacio para que Lo correcto prevalezca.
Hasta donde yo soy capaz de comprender, creo que habla de abandonarse. Abandonar “se”, donde el pronombre “se” en este caso encarna, desde mi parecer, al ego. A un ego no amigo que utiliza todo tipo de tretas hasta la enajenación de la mente, de los propios pensamientos, para seguir manteniendo el control. A lo que yo llamo La Tonta del Bote.
Ver. Art. 47. La Tonta del bote.
Personalmente, en este seminario me he sentido muy movido. Me he sentido debatiéndome entre la enajenación mental irrevocable y el colapso físico. Los síntomas de la dolencia que padezco se han disparado por momentos, han remitido en ocasiones y en todo caso se han visto alternados por una enajenación mental aparentemente irrevocable.
Ver Art. 39. Al encuentro de un espacio de apertura desde la intuición y el azar.
Ver Art. 55. Autoengaño, egoísmo ciego y abuso normalizado.
Un nuevo período de estancia en Campus Phi, mi lugar favorito. Un sitio muy especial en el cual se trabaja la atención por activa y por pasiva. Sí, se trata de un hotel abierto al público en convivencia con diferentes socios que ocupamos habitaciones de manera permanente, como es mi caso, llega a resultar un entorno perfecto para trabajar la atención personal.
Inicio – Hotel Phi (hotelcampusphi.com)
Aunque contamos con todo lujo de comodidades, modernas y bellas rodeadas de un entorno natural profuso en vida y alegría, como digo, para las personas que ocupamos habitaciones con carácter permanente requiere un nivel de atención mínimo.
Durante la pandemia, se instauró un sistema para que cada huésped realizara las comidas en su propia habitación evitando contagios, recibiendo la comida en pequeñas bolsas nevera para trasladarla hasta la nevera que cada uno tenemos en la habitación y ofreciendo un microondas para calentar la comida en un espacio común.
A mí personalmente este sistema me incomoda y así lo he venido denunciando desde el principio. Pero lo cierto es que concretamente a mí me obliga a caminar y hacerme cargo de mis necesidades de una manera responsable e independiente.
Más allá de eso el sistema se ha revelado como una manera brillante de ajustar costes en periodos en los que la demanda se contrae. Períodos que son habituales en un entorno rural como es Acebo en la Sierra de Gata, provincia de Cáceres.
Además de todo ello, para los que ocupamos habitaciones de manera permanente, personas más vinculadas, aunque no necesariamente, pero sí formalmente socios de la empresa promotora y personas que desde el principio realizamos periodos de estancias continuados en el lugar, implica un nivel de exigencia no tan propio de un hotel cuatro estrellas, pero si propicio para personas buscadoras que quieren realizar un trabajo consigo mismas.
