/Javier Ortiz Amuriza

4. S. XXI – Emergencia Global

A quien pueda interesar: frente al caos actual, con terremotos, lluvias torrenciales, tsunamis, incendios devastadores, epidemias e indignación social, quizás pueda ayudar la observación, la moderación, el compromiso, el autoconocimiento, el universo digital, la transparencia y la sociedad civil para afrontar los retos de la humanidad en el S.XXI.

Como he mencionado en artículos anteriores, mi estado de salud me ha brindado una perspectiva de la que anteriormente carecía. La esclerosis múltiple EM, es una de esas enfermedades que tildan de crónicas en tanto en cuanto no existe aún una medicación para curarla. Se dice que es una enfermedad singular y que en cada afectado se manifiesta de modo diferente.

En mi caso, padezco cansancio crónico, dificultades de equilibrio, descontrol de esfínteres, lo que me provoca pérdidas de aguas menores e incluso de aguas mayores, disfunción eréctil y pérdida de sensibilidad en las manos y otras partes del cuerpo. Todo ello ha provocado que mi vida se fuera tornando cada vez más sedentaria. Ocurrió sin darme cuenta, simplemente trataba de evitar entornos y actividades que me consumían una gran energía.

Dicen de la EM, que es una enfermedad que provoca que los afectados se sientan como si tuvieran 30 o 40 años más de los que realmente tienen. En mi caso, una discapacidad de 39% con Movilidad Reducida. Aunque considero que esto es así, yo destacaría que físicamente se produce un deterioro paulatino, en el que vas percibiendo como tu cuerpo deja de responderte. Sin embargo, al menos en mí caso, no me ha afectado a nivel intelectual.

Esto, de alguna manera ha constituido una dificultad a encarar. Si bien mi mente se siente y funciona como la de un hombre de 49 años, mi cuerpo no responde como tal. En alguna ocasión me ha ocurrido que recién despertado de la siesta, por ejemplo, me he levantado bruscamente para atender una llamada o cualquier otra cosa, descubriendo que mi cuerpo no me obedecía y terminando por ello en el suelo. Gracias a Dios sin consecuencias más allá del propio porrazo.

Por todo lo anterior, se ha ido desarrollando en mí el hábito de la observación que se ha unido a mi afición a la reflexión continua y variada. Siempre me ha interesado saber cómo funcionan las cosas, por qué se producen unos y otros hechos en la sociedad. Estudié derecho con más interés en su dimensión social que en la abogacía propiamente dicha. Esto me ha llevado a escribir pequeños ensayos recogiendo mis reflexiones ya desde mi época de universitario. Cuando en 2014 decidí crear mi propia página web, se me ocurrió colgar estas reflexiones dando contenido inicial a la sección Ágora qué creé como un espacio para la reflexión y el diálogo. www.javierortizamuriza.com   A día de hoy, sigo cultivando esta afición mediante la redacción de pequeños artículos como este.

Durante los últimos años he sido testigo de acontecimientos que se han ido produciendo por todo el mundo, y que hasta entonces no había observado jamás. Me refiero a terremotos, lluvias torrenciales, tsunamis, incendios devastadores, epidemias y demás sucesos que se vienen produciendo en el marco de la Emergencia Climática.

Al mismo tiempo, se produce una radicalización del clima tanto en verano como invierno, con bruscos cambios de temperatura constantes. También, el surgimiento a lo largo y ancho de todo el mundo de iniciativas políticas autoritarias y obtusas. Así, vemos como personajes de las características mencionadas, van ocupando puestos de poder en la política internacional.

Tengo la sensación, la intuición, de que los distintos sucesos que he mencionado anteriormente son una reacción del planeta, del planeta como ser vivo, Gaia. Un ser vivo luchando en todo caso, por su supervivencia. Tratando de frenar, avisar o advertir al ser humano de que no estamos en el camino correcto. De que nuestra forma de vida resulta perniciosa para el resto de los seres vivientes. De que nos hemos convertido en “el patógeno” del planeta. No podemos seguir viviendo como lo hacemos. A costa de todo y de todos. Considero que el mudo precisa de un mayor compromiso con la Emergencia Climática, con la igualdad, y para ello, sería necesaria una gran dosis de moderación por parte de todos.

Paralelamente se ha ido desarrollando lo que denomino Universo Digital, y que ha supuesto un acceso a información para todo el mundo, nunca antes conocido. Con ello, vienen proliferando opiniones de todo tipo. Opiniones fundamentadas y bien estructuradas en unos casos y malintencionadas y gratuitas en otros. Pero, sin duda, ha provocado que la sociedad civil tenga acceso directo a mucha información y a opinar en espacios digitales accesibles para la mayoría de las personas, dejando aparte la realidad de la brecha digital.

En España, numerosas citas electorales dejan un panorama incierto. Así, se ha puesto de manifiesto el descontento generalizado para con las clases políticas, las grandes empresas y los grupos de interés de uno y otro color.

La desconfianza en la clase política y el hartazgo de la sociedad civil está cada vez más patente. Manifestaciones de la sociedad civil en contra del cambio climático, en contra de la desigualdad y el abuso de poder, así como tantas otras manifestaciones de libertad y expresión.

Siempre me consideré un hombre optimista, pero con el paso del tiempo esta percepción ha cambiado y hoy me considero, más bien pesimista. Seguramente provocado por los varapalos de la vida, pero sigo siendo un hombre positivo.

Al recuperar el alta médica a mediados de 2017 y alentado por distintas lecturas y programas de televisión que había visto durante mi baja, decido en un nuevo intento de adecuarme a los tiempos actuales, comenzar un curso on-line. Aunque el manejo de tecnologías modernas nunca fue mi fuerte, y aunque con estos estudios he mejorado, sobre todo me han servido para conocer algunas de las tecnologías existentes. Con ello, dedico tiempo a la reflexión acerca de cómo todo ello puede afectar a la sociedad actual y de las posibilidades que ofrece para vehicular la opinión de la sociedad civil y, por supuesto, la acción civil.

Considero que la transparencia es una virtud a todos los niveles. Concretamente, considero que es algo deseable en el entorno público, en el que todos los agentes se deben al Interés General.

El ejercicio de la transparencia es sin duda es una elección personal. Una elección que implica, para que ésta se real, ciertos niveles de disciplina y de autoconocimiento, pues realmente pienso que el autoengaño y la falta de conocimiento propio real es la norma general en estos tiempos.

Personalmente he dedicado muchos años de mi vida a tratar de conocerme más profundamente realizando seminarios de autoconocimiento primero y terapia después. Entiendo que se trata de una decisión muy personal que tan sólo puede nacer de forma natural en cada uno. Sin embargo, durante todos estos años he aprendido que habitualmente todos aquellos aspectos más sombríos de nuestra propia personalidad, los tapamos automática e inconscientemente y que de este modo quedan ocultos para nosotros mismos, pero no para las personas que nos rodean. Tapar nuestros propios defectos de una manera consciente o inconsciente, nos permite soportarnos mejor y seguir avanzando en el camino de la vida. Sin embargo, es ya experiencia en mí, que las personas que nos rodean y nos conocen en mayor o menor medida, perciben claramente nuestros defectos y no sólo los perciben, sino que los padecen.

Por todo ello creo que la sociedad civil organizada entorno a las herramientas que nos proporciona el universo digital, podría ejercer un control efectivo sobre las personas que ostentan cargos de poder y que habitualmente son víctimas de un profundo autoengaño. Una manera participativa de velar por el respeto y la veneración al Interés General.

Considero sinceramente que es desde esta perspectiva, la única manera de avanzar en términos de igualdad, equidad y justicia.

Yo, personalmente he optado por intentar ser coherente con esta manera de pensar, haciendo un esfuerzo por dotar a mi página web con los elementos necesarios para que así sea, aún a pesar de haber recibido, en diferentes ocasiones, advertencias del riesgo que esto implica.

Ágora

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