/Javier Ortiz Amuriza

52. Ya está bien de tanta insensatez. ¡Seamos personas serias!.

Introspección, retiro y meditación para cultivar en estado de atención digno. Ruido e insensatez mediática como obstáculo para el discernimiento. Los fallos del sistema como oportunidad para priorizar lo que es verdaderamente importante. Pienso que una transformación social es posible si nace desde cada persona, desde la libertad y el compromiso por y para una vida sostenible y digna.

 

Tras pasar un período de cuatro meses en Campus Phi www.hotelcampusphi.org , perseverando en mi recuperación en un entorno propicio y realizando un estilo de vida centrado en la rehabilitación, el estudio y la lectura, sin ver la TV, vuelvo a mi residencia en Bilbao y me encuentro con un discurso mediático generalizado, colmado de ruido e insensatez de todos los colores.

Una vez más las condiciones de mi salud me otorgan una posición de observador que creo que me está permitiendo darme cuenta de los numerosos sinsentidos que se producen en la sociedad actual y en la vida política.

Los periodos del año que pasó en Campus Phi, un entorno privilegiado para el recogimiento y la meditación, me dan una distancia que, si bien favorecen y enriquecen un verdadero estado de atención, también permite qué en los periodos del año en los que vuelvo a mi residencia y recupero hábitos como el de ver la televisión y tengo un contacto más directo con la sociedad, pueda darme cuenta de la enorme confusión y desorientación de la sociedad actual.

Incluso en aquellos medios a los que yo de una u otra manera sigo y presto atención por considerarlos los más críticos y realistas respecto a la situación actual, me llama la atención ver como todos, unos y otros, terminan centrando el foco en aspectos de la actualidad más llamativos y desde mi perspectiva, menos trascendentes. Aventuras y desventuras de unas u otras familias qué tanto en el ámbito privado como en el público carecen de un comportamiento digno de atención y mucho menos de elogio o emulación. Comportamientos también de algunos individuos que durante el estado de pandemia refleja el hartazgo y la apatía de la sociedad actual.

Lo cierto, es que pienso que en unos y otros ámbitos, existen comportamientos insensibles, interesados y profundamente egoístas. Hace ya algún tiempo que vengo dándome cuenta de que, en realidad, tenemos la calidad institucional y política que merecemos.

Pienso que una corrupción generalizada como la que existe actualmente, así como una pérdida total del Norte en lo que interés general se refiere, se perpetuará si no hacemos algo desde lo más personal y nos hacemos cargo de formar parte de la solución.

Mientras todos prefiramos evitar el pago de impuestos y hacernos cargo de las responsabilidades que implica una ciudadanía comprometida y juguemos en nuestros ámbitos personales y profesionales a encontrar la trampa y la ventaja personal, será imposible contar con instituciones, políticos, funcionarios y profesionales que marquen la diferencia. De ahí lo de que tenemos los políticos e instituciones que merecemos.

Pienso sinceramente qué un estado equilibrado responsable y generoso se debe construir desde las bases, desde cada persona, con un comportamiento consecuente con lo que se exige. Lo cierto, es que pienso que en unos y otros ámbitos, existen comportamientos insensibles, interesados y profundamente egoístas.

Pienso que mientras todos prefiramos evitar el pago de impuestos y hacernos cargo de las responsabilidades que implica una ciudadanía comprometida y juguemos en nuestros ámbitos personales y profesionales a encontrar la trampa y la ventaja personal será imposible contar con instituciones, políticos y personas realmente comprometidas.

En lo que a mí se refiere decir que jamás he tenido inconveniente en pagar mis impuestos y en hacer las cosas correctamente desde una perspectiva legal y social. Cierto es que mi posición es una posición privilegiada donde las haya y ello no ha supuesto un verdadero reto para mí, algo que sin duda lo es para la gran mayoría de las personas que no cuenta con la tranquilidad económica y patrimonial que sería deseable.

Actualmente a mis 51 años de edad, tras 15 años de padecer una enfermedad incapacitante que me ha llevado en los últimos cinco a pedir y obtener 2 estados de Baja. Periodos durante los cuales he podido cosechar las ventajas de un comportamiento transparente y oficial desde una perspectiva jurídica y fiscal puesto que he podido beneficiarme de una pensión sin la cual no hubiera podido mantenerme ni a mí ni a mi hija durante estos años.

Al mismo tiempo, y desde la posición que me brinda las condiciones de mi salud a la que en distintas ocasiones me he referido cómo “observando desde el sofá”, me doy cuenta de que en unos y otros ámbitos abundan las posiciones críticas e interesadas que dan la espalda al interés general y a comportamientos equilibrados que se aproximen a lo que podríamos identificar como, lo correcto.

Los desequilibrios del sistema actual y los sin sentidos del mismo, aspectos que constituyen las asignaturas pendientes de una sociedad responsable, fraternal y comprometida, sin duda son: la desigualdad, la emergencia climática y la educación en su sentido más profundo. Pienso que una sociedad constructiva y responsable qué prime las prioridades para atender el interés general, cómo son, la emergencia climática, la desigualdad y el desarrollo de diferentes políticas y actuaciones que traten de poner en el centro el interés general de todas las personas desde un espíritu de fraternidad que se ocupe de no dejar a nadie atrás, es prioritario, urgente y posible.

Ágora

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