/Javier Ortiz Amuriza

11. COVID 19 –¿Qué sabré yo?

¿Sería posible un mundo en el que la acción civil instrumentada a través del Universo Digital y las herramientas que el estado actual de la técnica nos ofrece, sirva para corregir el rumbo de la humanidad?

Tan sólo soy un pobre hombre de 50 años que padece esclerosis múltiple EM desde los 35. Durante este tiempo, he visto, sentido y vivido en primera persona, como mi propio cuerpo dejaba de obedecerme, como en muchas ocasiones mi mente exige a mi cuerpo un ritmo, una intensidad, en definitiva, un desempeño del que no es capaz.

Gracias a Dios, en mi caso las secuelas que han dejado en mí los distintos brotes padecidos, aunque sí son condicionantes, no invalidantes. Son muchas las cosas que hoy en día puedo hacer. Ahora bien, ninguna de ellas puedo hacerlas del modo en que las hacía antes de la enfermedad.

Lo cierto es que poco a poco voy encontrando la manera de hacerlo y es prácticamente todo lo que puedo hacer. Aprendiendo a adecuar los ritmos, aprendiendo a moderar las intensidades y apoyándome en las oportunidades que hoy en día brinda la tecnología.

Estoy aprendiendo a vivir pausadamente, tratando de dosificar mi energía y buscando encontrar lo que un buen amigo mío llama, “velocidad de crucero” en definitiva, tratando de encontrar la manera de adaptarme a un cuerpo con muchas limitaciones que sin duda condiciona la vida de una mente inquieta.

Una situación que en la medida en la que pone de manifiesto mis temores más íntimos, me viene obligando a aprender a vivir con cierta dosis de pérdida de control. Como el hombre intensamente racional que siempre he sido, no puedo evitar tener la tendencia a buscar mentalmente certezas y puntos de apoyo; la seguridad que mi cuerpo no me ofrece.

No soy ninguna voz autorizada. Además, opino de infinitud de cosas. Mi formación, experiencia y habilidades profesionales no me han facultado para esgrimir opiniones, en muchas ocasiones osadas, sobre los diferentes temas en los que de hecho me manifiesto.

Sin embargo, la posición en la que la enfermedad me tiene desde hace quince años se ha convertido en un espacio en el que darme cuenta de algo que todos sabemos. La humanidad no va por buen camino.

Son incontables las atrocidades que se cometen por todo el mundo. Hoy en día todos sabemos que existe la tecnología suficiente y recursos más que de sobra para que toda la humanidad viva con sus necesidades cubiertas. Sin embargo, no existe riqueza en el mundo entero para saciar la avaricia de una sola persona.

Pero lo que es obvio y a día de hoy por todos conocido, es que existe la ciencia, la tecnología, todos los sistemas de instrumentación necesarios para hacer que la convivencia se regule y se controle con total transparencia y de una manera responsable con todos, por y para todos.

Ágora

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¿Quién es Javier Ortiz?

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